Efecto invernadero,
un futuro incierto
Nuestros glaciares se deshielan y peligra nuestra supervivencia
DEFINICIONES Y CAUSAS
La atmósfera de la Tierra está compuesta de muchos gases. Los más abundantes son el nitrógeno y el oxígeno (este último es el que necesitamos para respirar). El resto, menos de una centésima parte, son gases llamados "de invernadero". No los podemos ver ni oler, pero están allí.
Entre los gases de invernadero, tenemos: Dióxido de carbono (CO2), Metano (CH4), Óxidos de nitrógeno (NOx), Ozono (O3), Clorofluorocarburos (artificiales) y vapor de agua.
En pequeñas concentraciones, los gases de invernadero son vitales para nuestra supervivencia. Cuando la luz solar llega a la Tierra, un poco de esta energía se refleja en las nubes; el resto atraviesa la atmósfera y llega al suelo. Gracias a esta energía, por ejemplo, las plantas pueden crecer y desarrollarse.
Pero no toda la energía del Sol es aprovechada en la Tierra; una parte es "devuelta" al espacio. Como la Tierra es mucho más fría que el Sol, no puede devolver la energía en forma de luz y calor. Por eso la envía de una manera diferente, llamada "infrarroja". Un ejemplo de energía infrarroja es el calor que emana de una estufa eléctrica antes de que las barras comiencen a ponerse rojas.
Los gases de invernadero absorben esta energía infrarroja como una esponja, calentando tanto la superficie de la Tierra como el aire que la rodea. Si no existieran los gases de invernadero, el planeta sería cerca de 30 grados más frío de lo que es ahora.
¿Y EL CALENTAMIENTO GLOBAL?
Calentamiento Global y efecto invernadero no son sinónimos. El efecto invernadero acrecentado por la contaminación, puede ser, según algunas teorías, la causa del calentamiento global. En esto se basa el Premio Nobel de la Paz Al Gore, productor del documental “Una verdad oculta” y, cuya tesis también es apoyada por muchos científicos.
Se define en dos sentidos: 1.- Fenómeno que muestra un aumento en la temperatura de la atmósfera terrestre y de los océanos en las últimas décadas. 2.- Teoría que predice un crecimiento futuro de las temperaturas.
EL C02 ¿Influye en el calentamiento global?
Existen discrepancias al respecto de que el CO2 sea el gas de efecto invernadero que más influye en el calentamiento global de origen antropogénico.
El aumento de la temperatura no sigue una ley lineal, sino que presenta fluctuaciones debido a la variabilidad natural, siendo la más notable de ellas el Fenómeno de El Niño.
EE.UU. produce mayores gases de efecto invernadero que cualquier otro país en términos absolutos y es el segundo mayor emisor per cápita después de Australia.
Las industrias que utilizan el carbón como fuente de energía, los tubos de escape de los automóviles, las chimeneas de las fábricas y otros subproductos gaseosos procedentes de la actividad humana contribuyen con cerca de 22 mil millones de toneladas de CO2 (correspondientes a 6 millones de toneladas de carbón puro) y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera terrestre cada año
REALIDADES
Según estudios del IPCC (Intergovernamental Panel on Climate Change), la década de los 90 fue la más caliente en los últimos 1000 años. Se proyecta que los glaciares y las capas de hielo continúen su retirada generalizada durante el siglo XXI. Se prevé que en el hemisferio norte disminuyan aun más la capa de nieve, el permafrost (capa de hielo permanentemente congelado en los niveles superficiales del suelo de las regiones muy frías) y la extensión del hielo marino.
Es posible que la placa de hielo antártica aumente su masa, mientras que la de Groenlandia la pierda.
Se entiende que los bosques y selvas naturales que conocemos como paraísos salvajes han sido siempre la impronta de cultivo de los nativos de dichos bosques, se podría decir incluso que son bosques cultivados y que la deforestación ha existido al principio de la especie humana, pero no a la escala actual.
Las concentraciones atmosféricas de los secundarios gases de efecto invernadero antropogénicas han aumentado en gran medida desde 1750. El principal gas de efecto invernadero es el vapor de agua. Algunos gases secundarios de efecto invernadero perduran mucho tiempo (CO2, N2O y los PFC). Gran parte del calentamiento observado durante los últimos 50 años se ha producido probablemente por un aumento de concentraciones de gases de efecto invernadero debido a actividades humanas.
Muchas organizaciones públicas, privadas, gobiernos y personas individuales están preocupadas porque el calentamiento global pueda producir daños globales en el medio ambiente y la agricultura.
Otro motivo de gran preocupación para algunos es la elevación del nivel de los mares. Estos se están elevando entre uno y dos centímetros por decena, y algunas naciones isleñas del océano pacifico, como Tubalu, están trabajando en los detalles de una eventual evacuación.
El calentamiento global da lugar a elevaciones del nivel marino debido a que el agua de los mares se expande cuando se calienta, además de que se produce un aumento de la cantidad de agua liquida procedente del adelgazamiento de los casquetes de agua polares, del hielo marino y de la reducción de los glaciares.
Se prevé que la concentración global de vapor de agua y la precipitaciones de incrementaran durante el siglo XXI. Para la segunda mitad del siglo XXI es probable que las precipitaciones se hayan incrementado en las latitudes medio altas y en la antártica en invierno.
Hoy se teme que el calentamiento global sea capaz de desencadenar cambios bruscos de temperatura.
El calentamiento global modificaría la distribución de la fauna y flora del planeta. Ello supondría la expansión de enfermedades de las que algunos de esos animales son portadores. Tal es el caso de la malaria, dengue o la fiebre amarilla, cuyos vectores son ciertas especies de mosquitos que habitan en zonas tropicales.
El calentamiento global también podría tener efectos positivos, ya que las mayores temperaturas y concentraciones de CO2 pueden mejorar la productividad de los ecosistemas. Los datos aportados por satélites muestran que la productividad del hemisferio norte se ha incrementado desde 1982. Por otro lado un incremento en la cantidad total de la biomasa producida no es necesariamente bueno, ya que puede disminuir la biodiversidad aunque florezca un pequeño minino de especies. De forma similar, desde el punto de vista de la economía humana, un incremento en la biomasa total pero un descenso en las cosechas podrían ser una desventaja. Además, los modelos del IPCC predicen que mayores concentraciones de CO2 podría favorecer la flora hasta cierto punto, ya que en muchas regiones los factores limitantes son el agua y los nutrientes no la temperatura o el CO2. Tras ese punto, incluso aunque los efectos invernaderos y el calentamiento continuasen, podría no haber ningún incremento de crecimiento.
Los cambios aparentemente pequeños pueden acarrear efectos dramáticos. Un incremento de 2°C produciría temperaturas no registradas en el planeta desde hace 125.000 años. Un aumento de 3°C haría que el mundo fuera más cálido de lo que ha sido durante los últimos 2 millones de años.
El efecto invernadero origina un aumento de la temperatura media de la tierra. Con un cambio global del clima que afectará tanto a las plantas verdes como a los animales; produciendo grandes cambios climáticos: sequías, tormentas, zonas fértiles convertidas en desiertos, derretimiento de hielos y glaciares y como consecuencia de esto último, vastas regiones quedaran sumergidas bajo las aguas de los océanos, que elevarán visiblemente su altura. El efecto invernadero es un fenómeno muy complejo, en el que intervienen un gran número de factores, y resulta difícil evaluar tanto el previsible aumento en la temperatura media de la Tierra, como los efectos de éste sobre el clima.
Aún cuando no es posible cuantificar las consecuencias de éste fenómeno, la actitud más sensata es la prevención.
Una de las consecuencias de este efecto invernadero, es que la diferencia de unos grados de mayor temperatura, produciría el derretimiento de los hielos polares y el mar se elevaría más de 50 metros. El nivel de los océanos subiría al calentarse el planeta, ya que el calor fundiría el hielo y aumentaría la cantidad de agua en éstos. Se espera que el nivel del mar ascienda un metro o más a lo largo del próximo siglo. Un aumento de temperatura de un 5 % podría derretir totalmente la capa de hielo del Ártico.
Según el segundo informe publicado por el IPCC, se estima un aumento de la temperatura media global del aire en el año 2100 entre 1ºC y 3.5ºC.
PANORAMA PARA EL PERÚ
· Con el calentamiento global la temperatura se elevará 6 grados más y el nivel del mar aumentará en un metro en los próximos 50 años.
· Los especialistas señalan que la contribución del Perú al calentamiento global es mínima, entre 0.4 y 1.1 %, sin embargo, más de la mitad de ésta cifra tiene que ver con la deforestación.
· 250 mil hectáreas de bosque se deforestan anualmente.
· Actualmente, la frecuencia de los Fenómenos de El Niño en el país es cada cuatro años, cuando anteriormente se presentaba entre 15 y 20 años. Con el cambio climático, la intensidad y la frecuencia del Fenómeno del Niño está subiendo. Eso significa que tenemos mayores impactos en la pesca, en la agricultura, modificación de regímenes de lluvia, inundaciones que dañan la infraestructura. En 1998 tuvimos un fenómeno del Niño que nos afectó tanto y perdimos más o menos el 5% del PBI.
· Según el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), la superficie total de glaciares en el Perú se redujo en un 22% en los últimos 35 años. Como consecuencia de esta merma, hemos perdido alrededor del 12% en volumen de agua. Se estima que para los años 2015 ó 2020, todos los glaciales debajo de los 5 mil metros van a desaparecer derretidos.
2020, EL FIN DE PASTORURI
La contaminación en Huaraz se ha incrementado debilitando la capa de ozono, con lo cual propicia la aparición del llamado calentamiento global. Uno de los efectos es el derretimiento del nevado Pastoruri (70 Km. al sur de Huaraz). Este nevado ha perdido en los últimos años 40% de su superficie (En 1995, de 1.8 kilómetros cuadrados de superficie pasó a 1.4 en el 2001 y 1.1 en el 2005). Esto debido a las altas temperaturas que se vienen presentando en la zona.
Producto de las altas temperaturas que sufre el nevado, una de sus cuevas que se ubicaba en la parte norte ha desaparecido por completo, en su lugar ahora se puede apreciar una laguna de 200 metros de extensión (se calcula que se han creado unas 30 lagunas más).Además proyecciones realizadas por la Unidad de Glaciología de Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA) aseguran que para el 2020 Pastoruri desaparecería.
Ya en agosto del año pasado Pastoruri quedó dividido en dos capas, lo que en inicio de año era una sola capa de hielo, su deglaciación se debe al calentamiento. Así lo señaló el especialista Marco Zapata, director de INRENA.
La reducción de su masa de nieve es de tal magnitud que ha simple vista se aprecia como el frente glaciar, es decir el manto blanco y helado que se extendía hasta llegar a escasos metros de la zona de arriba de los visitantes ha retrocedido. Es por eso que para los especialistas ha pasado de ser un nevado ceroso a un moribundo casquete de hielo.
Pero no solo la nieve sufre en este ecosistema los embates del calentamiento global. Jean Ortiz, director del Parque Nacional de Huascarán sostuvo que aunque no se tiene aún una medición exacta y oficial de la alteración y pérdida de biodiversidad, el problema es serio. Un lugar catalogado por la UNESCO, en 1985, como patrimonio natural de la humanidad.
La Rimarima, una pequeña planta que crecía a los pies del nevado y que necesitaba estar cubierta de hielo por las noches para luego abrirse durante el día, ha desaparecido. Lo mismo pasa con la microfauna de artrópodos y arácnidos que habían en la zona. Por el contrario ahora se pueden encontrar moscas, lo que antes era imposible por el frío.
PROTOCOLO DE KYOTO
El protocolo de Kyoto se adoptó en la CP3 de Kyoto (Japón), el 11 de diciembre de 1997. Aunque 84 países firmaron el Protocolo, muchos se resistían ha ratificarlo, antes de tener una idea clara sobre las normas del tratado. Por ello, se inició una nueva ronda de negociaciones para especificar las normas concretas del Protocolo de Kyoto. Esta ronda culminó finalmente en la CP7 con la adopción de los Acuerdos de Marrakech, en que se establecían normas detalladas para la aplicación del Protocolo de Kyoto.
El acuerdo ha entrado en vigor el 16 de febrero de 2005, sólo después de que 55 naciones que suman el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero lo han ratificado. En la actualidad 166 países, lo han ratificado.
El objetivo del Protocolo de Kioto es conseguir reducir un 5,2% las emisiones de gases de efecto invernadero globales sobre los niveles de 1990 para el periodo 2008-2012. Este es el único mecanismo internacional para empezar a hacer frente al cambio climático y minimizar sus impactos. Para ello contiene objetivos legalmente obligatorios para que los países industrializados reduzcan las emisiones de los seis gases de efecto invernadero de origen humano como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
Para cumplir con el Protocolo de Kioto se establecieron además de las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero en cada país, y del comercio de emisiones, otros mecanismos como la Aplicación Conjunta (AC) y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). En cualquier caso, estos mecanismos son suplementarios, ya que cada país ha de reducir sus emisiones.
Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) Este mecanismo ofrece a los gobiernos y a las empresas privadas de los países industrializados la posibilidad de transferir tecnologías limpias a países en desarrollo, mediante inversiones en proyectos de reducción de emisiones o sumideros, recibiendo de esta forma certificados de emisión que servirán como suplemento a sus reducciones internas.
Aplicación Conjunta (AC) Este mecanismo permite que un país industrializado invierta en otro país industrializado para la ejecución de un proyecto encaminado a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o incrementar la absorción por los sumideros.
El país inversor obtiene certificados para reducir emisiones a un precio menor del que le habría costado en su ámbito nacional, y el país receptor de la inversión recibe la inversión y la tecnología. En la AC pueden participar los Gobiernos, empresas y otras organizaciones privadas. Este mecanismo es similar al MDL, con la salvedad que los proyectos se realizan entre países industrializados con objetivos de reducción dentro del Protocolo de Kyoto.
Transacción de Emisiones: corresponde a un régimen de transacción internacional de emisiones que permite a los países industrializados comprar y vender créditos de emisiones entre ellos mismos.
La UE aceptó el objetivo de un 8% de reducción; EE.UU. 7% y Japón 6%. Sin embargo, otros países tenían el compromiso de estabilizar sus emisiones como Nueva Zelanda, Rusia o Ucrania, o la posibilidad de incrementarlas como Noruega un 1% y Australia un 8%. Lo mismo sucedió con el reparto que los países europeos hicieron de su 8% conjunto, permitiendo a España aumentar las emisiones en un 15%. Como las emisiones reales de Rusia cayeron con el colapso económico de principios de los 90, la concesión creó un significativo excedente de "derechos" de contaminación (conocido como "aire caliente") que podría ser vendido al mejor postor.
En el acuerdo de Kyoto se incluyeron mecanismos para el "Comercio de Emisiones" (posibilidad de comprar excedentes de CO2 a otros países que hayan reducido sus emisiones), un "Mecanismo para un Desarrollo Limpio" (proyectos en países en desarrollo por parte de países industrializados), "la implementación conjunta” (puesta en práctica conjunta entre países industrializados) y los sumideros (dependencia de los bosques y la vegetación para absorber CO2).
Estos mecanismos están pensados para ser "suplementarios" de las medidas de reducción, pero definir lo que esto significa ha ocupado a los negociadores durante los últimos años.
Los debates sobre las reglas para operar los distintos mecanismos ofrecieron más posibilidades para aquellos que quieren escaparse de sus obligaciones de Kioto. La Administración Bush decidió no ratificar el Protocolo de Kioto y los negociadores de su Gobierno encabezaron un grupo compuesto fundamentalmente por Australia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda y Rusia que buscó dinamitar el acuerdo para permitirles tomar medidas en contra y así reducir las emisiones nacionales.
Finalmente, y de acuerdo a las últimas negociaciones, Canadá, Japón y Nueva Zelanda decidieron ratificar este acuerdo internacional. EEUU, a través George W. Buzo y a pesar de haber participado en todas las negociaciones intentando bloquear el proceso, decidió autoaislarse en la lucha contra el cambio climático, secundado por Howard, otro presidente del talante intelectual del presidente norteamericano que gobierna Australia. Tras la ratificación por parte de Rusia en septiembre de 2004, el Protocolo de Kioto se convierte en Ley internacional. Poniéndose en marcha todos los mecanismos existentes en él. Por el momento, la UE ha desarrollado ya una serie de directivas con el objeto de comenzar a reducir nuestras emisiones tan necesarias como urgente.
BONOS DE CARBONO
Los bonos de carbono son un mecanismo internacional de descontaminación para reducir las emisiones contaminantes al ambiente; es uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kyoto para la reducción de emisiones causantes del calentamiento global o efecto invernadero (GEI o gases de efecto invernadero).
El sistema ofrece incentivos económicos para que empresas privadas contribuyan a la mejor de la calidad ambiental y se consiga regular la emisión generada por sus procesos productivos, considerando el derecho a emitir CO2 como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado. La transacción de los bonos de carbono —un bono de carbono representa el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono— permite mitigar la generación de gases invernadero, beneficiando a las empresas que no emiten o disminuyen la emisión y haciendo pagar a las que emiten más de lo permitido.
Las reducciones de emisiones de GEI se miden en toneladas de CO2 equivalente, y se traducen en Certificados de Emisiones Reducidas (CER). Un CER equivale a una tonelada de CO2 que se deja de emitir a la atmósfera, y puede ser vendido en el mercado de carbono a países Anexo I (industrializados, de acuerdo a la nomenclatura del protocolo de Kyoto). Los tipos de proyecto que pueden aplicar a una certificación son, por ejemplo, generación de energía renovable, mejoramiento de eficiencia energética de procesos, forestación, limpieza de lagos y ríos, etc.
En un esfuerzo por reducir las emisiones que provocan el cambio climático en el planeta, como el calentamiento global o efecto invernadero, los principales países industrializados -a excepción de Estados Unidos- han establecido un acuerdo que establece metas cuantificadas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el 2012: el Protocolo de Kyoto. Para cumplir se están financiando proyectos de captura o abatimiento de estos gases en países en vías de desarrollo, acreditando tales disminuciones y considerándolas como si hubiesen sido hechas en su territorio.
Sin embargo, los críticos del sistema de venta de bonos o permisos de emisión, argumentan que la implementación de estos mecanismos tendientes a reducir las emisiones de CO2 no tendrá el efecto deseado de reducir la concentración de CO2 en la atmósfera, como tampoco de reducir o retardar la subida de la temperatura. Según el estudio de Wigley, 1999, la implantación del Tratado de Kioto cumplido por todos los países del mundo, incluidos los Estados Unidos, causará una reducción de 28 partes por millón (ppm) para 2050, o reducirá la temperatura predicha para ese año en 0,06ºC, o sino retrasará la fecha en que debería cumplirse el aumento predicho en 16 años.
Los bonos de carbono es un mecanismo que nació al alero del protocolo de Kyoto, el cual obliga a que los países desarrollados reduzcan sus Gases Efecto Invernadero (GEI).
Para cumplir con sus metas de reducción de emisiones, los países desarrollados pueden financiar proyectos de captura o abatimiento de estos gases en otras naciones -principalmente en vías de desarrollo-, acreditando tales disminuciones como si hubiesen sido hechas en territorio propio. Esto abarata significativamente los costos de cumplimiento. En concreto, esto significa que una empresa chilena que disminuye sus emisiones de CO2 puede vender esta reducción a empresas de países desarrollados que estén obligadas a bajar sus emisiones de GEI.
Experiencia en Perú
En el Perú ya existen dos empresas que están vendiendo bonos de carbono al Banco Mundial, intermediario de los países desarrollados. La primera de ellas es Sindicato de Energía, que opera la Central Hidroeléctrica de Poechos (Piura), y la segunda es Edegel, por una ampliación en la Central Hidroeléctrica de Santa Rosa (Lima). Pese a ello, el Perú -por registrar cada vez más proyectos- es uno de los países más activos en un mercado de los bonos de Kioto liderado por China e India, que viene ejecutando grandes proyectos de reemplazo de energía contaminante. En Latinoamérica, el Perú se encuentra después de Brasil y Chile.
PROPUESTAS
14 consejos de Al Gore para reducir el cambio climático:
1. Cambiar las bombillas tradicionales por las lámparas de menor consumo (CFL). Las CFL, consumen 60% menos electricidad que una bombilla tradicional, con lo que este simple cambio reducirá la emisión de 140 kilos de dióxido de carbono al año.
2. Fijar el termostato a dos grados menos en invierno y dos grados más en verano. Ajustando la calefacción y el aire acondicionado se podrían ahorrar unos 900 kilos de dióxido de carbono al año.
3. Usar menos agua caliente. Se puede usar menos agua caliente instalando una ducha-teléfono de baja presión y lavando la ropa con agua fría o tibia.
4. Utilizar un colgador en vez de la secadora de ropa. Si se seca la ropa al aire libre la mitad del año, se reduce en 320 kilos la emisión de dióxido de carbono al año.
5. Comprar productos de papel reciclado. La fabricación de papel reciclado consume entre 70% y 90% menos energía y evita que continúe la deforestación mundial.
6. Comprar alimentos frescos. Producir comida congelada consume 10 veces más energía.
7. Comprar alimentos orgánicos. Los cultivos orgánicos absorben y almacenan mucho más dióxido de carbono que los cultivos de las granjas "convencionales".
8. Evitar comprar productos que vengan en envases pesados. Si se reduce en un 10% la basura personal se puede ahorrar 540 kilos de dióxido de carbono al año.
9. Reciclar, se pueden ahorrar hasta 1000 kilos de residuos en un año reciclando la mitad de los residuos de una familia.
10. Elegir un automóvil de menor consumo. Al comprar un automóvil nuevo puede ahorrar 1.360 kilos de dióxido de carbono al año si este rinde dos kilómetros por litro de gasolina más que el otro. Es preferible que compre un automóvil híbrido o con biocombustible.
11. Usar menos el automóvil. Prefiera caminar, andar en bicicleta, compartir el automóvil con sus vecinos y usar el transporte público. Reduciendo el uso del automóvil en 15 kilómetros semanales evita emitir 230 kilos de dióxido de carbono al año.
12. Revisar semanalmente los neumáticos. Inflar correctamente los neumáticos mejora la tasa de consumo de combustible en más del 3%. Cada litro de gasolina ahorrado evita la emisión de tres kilos de dióxido de carbono.
13. Plantar árboles. Una hectárea de árboles elimina, a lo largo de un año, la misma cantidad de dióxido de carbono que producen cuatro familias en ese mismo tiempo. Un solo árbol elimina una tonelada de dióxido de carbono a lo largo de su vida. La sombra de un árbol sobre una casa puede ahorrar hasta 30% en costos de refrigeración.
14. Pedir a la compañía eléctrica que cambien a energía renovable (energía verde o bioenergía). Si dicen que no disponen de ella, preguntar por qué no disponen de ella y, en su caso, elegir otra compañía.
¡ES HORA DE CAMBIAR!
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